Mañana 4 de octubre
se celebra el 135 aniversario del
natalicio del General Benjamín Zeledón, y 102 aniversario de su asesinato. Como
ya es tradición, por lo menos para mí,
me entretendré leyendo los artículos que publicaran las diferentes plataformas digitales en honor del este
héroes nacional. En la mayoría de estos
artículos, las temáticas giran en torno a
las nuevas luchas y los pensamientos de otros personajes a quienes inspiró Zeledón.
El día de Benjamín ha venido a convertirse en una
celebración carnavalesca, que encierra principios de celebrar a otros
personajes y esto es más usual en la
política que rige nuestra nación. En el 2012 cuando se conmemoraba 100 años del
sacrificio de este héroe nacional,
los pobladores del municipio de Catarina
se quedaron esperando al Presidente Daniel Ortega para el acto conminativo.
El día de mañana se recordará, al originario de La Concordia
y que por cosas del destino está enterrado en el municipio de Catarina,
municipio vecino de la cuidad de
Niquinohono cuna de otro de gran hombre:
el General Augusto C. Sandino, quien durante
su adolescencia se sintió inspirado por este hombre.
El General Benjamín Zeledón al igual que el General
Augusto C. Sandino ofrendó con su vida el porvenir de una nueva nación, no obstante a Zeledón casi nadie recuerda, y muy pocos
hablan de su gesta o su pensamiento porque en las ideas de una sociedad aficionada con la moda pro revolucionaria y
antiimperialista no es compatible con la
etiqueta que un partido ha impuesto a
este héroe nacional: liberal.
Sus palabras aún tiene vigencia para aquellos que están
dispuesto a reivindicar el sentimiento
nacionalista, que por estos días han ido perdiendo vigencia; decido e incluso a
la renuncia de la familia: “Esos pedazos de mi corazón para quienes quiero legar
una Nicaragua libre y soberana”. Y un
esposo que se despide “con todo el
amor de que es capaz quien por amor a su Patria, está dispuesto a sacrificarse…”
Las ideas de este
héroe nacional son una lucha para no
renovar una forma de continuar luchando en pro de una nación con respeto y justicia, dejando por un lado los
hipócritas discurso que el estado repite cada 4 de octubre. El mejor honor es
hacia un avance de las estructuras de los nuevos intervencionistas que han
nacido en Nicaragua y que ven a esta nación como a una hacienda.
El pensamiento Zeledonista:
El General y Doctor Benjamín Zeledón inspiró una lucha contra la intervención
norteamericanas y sus ideas aún persiste
en el tiempo, a pesar que muchos cierran
sus ideas, entre ellos historiadores y fanáticos. Su baluarte se expresa
plenamente así: “Nuestros hijos, nuestros hermanos tendrán
escuelas, y la instrucción pública difundida por todas partes, el bien sembrado
en todas las almas, les servirá de eficaz apoyo en los trances de la vida.
Ciudadanos, recobremos nuestros derechos: la igualdad ante la ley será como Sol
alumbrando a todos, a los grandes y los humildes, a los ricos y a los pobres.
Los tribunales de justicia y los jueces, ya no serán respiradero de venganzas
ni se dejarán influir por la odiosa pasión política”.
En su lucha, el General Augusto C. Sandino también reafirma la personalidad de su predecesor por la defensa nacional en
una carta en la que se refiere a él como
héroe máximo:
Para la prensa mundial:
Hoy, 4 de octubre, entra el pueblo nicaragüense en el décimo octavo año de
lucha anti-imperialista en Nicaragua.
Mucho se ha escrito con relación al origen de la
intervención norteamericana en mi patria, pero cuanto más se escribe más se
hace necesario mencionar fechas históricas como la del 4 de octubre de 1912, en que inicia en los
círculos políticos de Nicaragua el proyecto para la celebración del
escandaloso Tratado
Chamorro-Bryan. Los rumores acerca de ese proyecto produjeron en aquel
pueblo fuerte inconformidad y surgió una sangrienta revolución contra el
vende-patria Adolfo Díaz, en aquel entonces
Presidente de Nicaragua e instrumento de la piratería yanqui.
Dicha revolución dio principio en Managua, el 28 de julio de 1912 y terminó
el 4 de octubre del mismo año con la muerte de nuestro héroe máximo General
Benjamín Zeledón, quien con un puñado de patriotas lanzó al mundo, al rugir del
cañón y bajo la lluvia de metrallas, su energíca protesta por la intromisión
del Gobierno yanqui en nuestros asuntos internos.
BENJAMIN ZELEDON, gran patriota, soldado valiente, su heroico sacrificio en
aras de nuestra soberanía nacional no será olvidado. Su recuerdo vive en el
corazón de todo buen hijo de Nicaragua.
Era yo en aquel entonces muy joven y estaba encargado de
las haciendas de mi padre. El amor a mi patria, ayer como hoy, latía en mi
corazón y seguí con el anhelo el desarrollo de los acontecimientos.
Niquinohomo, mi pueblo natal, está
situado en las colinas del cerro Pacaya, a dos leguas de Masaya, hallándose esta ciudad en los
bajos del cerro de Pacaya, en una preciosa y extensa llanura que desde mi
pueblo ofrece a la vista un bellísimo paisaje.
En esa ciudad de Masaya, llamada por Rubén Darío Ciudad de las
Flores, se encuentra la fortaleza de La Barranca, donde estaban
atrincheradas las fuerzas del General Benjamín Zeledón contra los invasores
norteamericanos y los vende-patria nicaragüenses, encabezados por los
esbirros Emiliano Chamorro y Adolfo Díaz.
El 4 de octubre de madrugada, yendo yo camino de una de las haciendas de mi
padre, escuché descargas de fusilería y ráfagas de ametralladoras en las
hondonadas del cerro de Pacaya. Se oía después arreciar el formidable combate
entablado entre dos mil marines norteamericanos, unidos a
quince mil vende-patria nicaragüenses, contra quinientos hombres del General
Zeledón, que se defendía heroicamente contra aquella oprobiosa avalancha
humana. Los autonomistas nicaragüenses, con el prolongado sitio sufrido en
aquella ciudad, tuvieron que comerse hasta sus cabalgaduras.
Nuestro corazón joven y patriota experimentaba desesperante inquietud, pero
nada pudimos hacer en bien de la noble y grandiosa causa sostenida por el
General Benjamín Zeledón; a las cinco de la tarde de ese mismo día, aquel
apóstol de la libertad había muerto y en una carreta tirada por bueyes fue
conducido su cadáver al pueblo de Catarina, convecino del mío, en
donde hasta por hoy, bajo una lápida lamosa y semidestruida por la intemperie
del tiempo se encuentran los restos de nuestro máximo héroe y gran patriota
General Benjamín Zeledón.
Mérida (Yucatán), México.
A 4 de octubre de 1929.
PATRIA Y LIBERTAD
A. C. SANDINO
El valor de nuestra
historia merece ser estudiado y comprendida para revalidar el
valor de Nicaragua y sus hijos por ello, a partir de hoy hago el compromiso de
investigar fueron de los cánones ya
establecidos por la historia y el aprovechamiento de los políticos, por que los
héroes son propiedad de ningún partido político y merecen respeto
sobre todas las cosas. Y así al igual que Zeledón podamos decir: “Queremos que el
pueblo no se muera de hambre, que desparezcan los explotadores, los hombres que
envilecen. Queremos que haya verdadero bienestar para todos los hombres, para
los del montón, para los anónimos, a quienes la oligarquía llama
despectivamente “carne de cañón”. Queremos que todo el mundo goce de libertad;
que el artesano disfrute de su trabajo, que el labrador cultive sin peligros la
tierra, y que la fraternidad por doquiera, como una bendición de Dios, dé sus
benéficos resultados”.
…. La mejor forma de homenajear a
un héroe es comprender a plenitud su gesta y no sólo diciendo viva una vez al
año.