La
noticia de una ciudadana de la tercera edad quien fue agredida en Ciudad
Sandino por un grupo de sujetos
desconocido, fue la nota que más me impactó la semana pasada.
La
ciudadana corresponde al nombre de María
de Jesús Hernández, de 75 años, y según reportes noticiosos le fue cortado el cabello, y le fue vertido
agua hirviendo sobre su pecho y espalda, también le dibujaron un pene sobre su
cabeza.

Si
tomamos en consideración los
acontecimientos, a esta ciudadana se le han violado sus derechos humano, ha
sido agredida y humillada por un grupo
de cobardes que se placen del dolor ajeno; quien por alguna razón no pudo defenderse de su agresión. Estos sujetos están enfermos, sus acciones
son tan sólo una muestra de los problemas que están ocultos en nuestra sociedad y se
llaman: odio, violencia y desprecio.
Otras
noticias como el asesinato de perros
causó gran revuelo y hasta marchas se organizaron por el respeto a la vida de los canes, pero y en este
caso, ¿qué pasa? ¿A caso sólo por el
hecho de ser enferma mental nos permite olvidar e ignorar los derechos humanos,
la justicia y el respeto?
Probablemente esté
cayendo en la actitud que siempre
he criticado: lo que a mí me indigna no necesariamente, tiene que indignar a
todo el mundo, pero es preciso desde
los trillados discursos de cambio
social y solidaridad no permitir
que esto hechos queden impune, pues la mejor amiga de la violencia es la impunidad.
Hoy
No hay comentarios :
Publicar un comentario