3 de octubre de 2014

Benjamín Zeledón

Mañana 4 de octubre  se celebra el  135 aniversario del natalicio del General Benjamín Zeledón, y 102 aniversario de su asesinato. Como ya es tradición, por lo menos para mí,  me entretendré   leyendo  los artículos que publicaran  las diferentes  plataformas digitales en honor del este héroes nacional.  En la mayoría de estos artículos, las temáticas giran en torno a  las nuevas luchas y los pensamientos de otros personajes  a quienes inspiró Zeledón.

El día de Benjamín ha venido a convertirse en una celebración carnavalesca, que encierra principios de celebrar a otros personajes y esto  es más usual en la política que rige nuestra nación. En el 2012 cuando se conmemoraba 100 años del sacrificio  de este héroe nacional, los  pobladores del municipio de Catarina se quedaron esperando al Presidente Daniel Ortega  para el acto conminativo.

El día de mañana se recordará, al originario de  La Concordia  y que por cosas del destino está enterrado en el municipio de Catarina, municipio  vecino de la cuidad de Niquinohono cuna de otro de  gran hombre: el General Augusto C. Sandino, quien durante  su adolescencia se sintió inspirado por este hombre.

El General Benjamín Zeledón al igual que el General Augusto C. Sandino  ofrendó  con su vida el porvenir  de una nueva nación, no obstante  a Zeledón casi nadie recuerda, y muy pocos hablan de su gesta o su pensamiento porque en las ideas de una sociedad  aficionada con  la moda pro revolucionaria y antiimperialista  no es compatible con la etiqueta que un partido  ha impuesto a este héroe nacional: liberal.

 Sus palabras  aún tiene vigencia para aquellos que están dispuesto  a reivindicar el sentimiento nacionalista, que por estos días han ido perdiendo vigencia; decido e incluso a la renuncia de la familia: Esos pedazos de mi corazón para quienes quiero legar una Nicaragua libre y soberana”. Y un esposo que se despide “con todo el amor de que es capaz quien por amor a su Patria, está dispuesto a sacrificarse…

Las  ideas de este héroe nacional son  una lucha para no renovar una forma de continuar luchando en pro de una nación con respeto  y justicia, dejando por un lado los hipócritas discurso que el estado repite cada 4 de octubre. El mejor honor es hacia un avance de las estructuras de los nuevos intervencionistas que han nacido en Nicaragua y que ven a esta nación como a una hacienda.

El pensamiento Zeledonista:
El General y Doctor Benjamín Zeledón  inspiró una lucha contra la intervención norteamericanas y sus ideas  aún persiste en el tiempo, a pesar que  muchos cierran sus ideas, entre ellos historiadores y fanáticos. Su baluarte se expresa plenamente así: Nuestros hijos, nuestros hermanos tendrán escuelas, y la instrucción pública difundida por todas partes, el bien sembrado en todas las almas, les servirá de eficaz apoyo en los trances de la vida. Ciudadanos, recobremos nuestros derechos: la igualdad ante la ley será como Sol alumbrando a todos, a los grandes y los humildes, a los ricos y a los pobres. Los tribunales de justicia y los jueces, ya no serán respiradero de venganzas ni se dejarán influir por la odiosa pasión política”.

En su lucha, el General  Augusto C. Sandino  también reafirma la personalidad  de su predecesor por la defensa nacional en una carta  en la que se refiere a él como héroe máximo:

Para la prensa mundial:

Hoy, 4 de octubre, entra el pueblo nicaragüense en el décimo octavo año de lucha anti-imperialista en Nicaragua.

Mucho se ha escrito con relación al origen de la intervención norteamericana en mi patria, pero cuanto más se escribe más se hace necesario mencionar fechas históricas como la del 4 de octubre de 1912, en que inicia en los círculos políticos de Nicaragua el proyecto para la celebración del escandaloso Tratado Chamorro-Bryan. Los rumores acerca de ese proyecto produjeron en aquel pueblo fuerte inconformidad y surgió una sangrienta revolución contra el vende-patria Adolfo Díaz, en aquel entonces Presidente de Nicaragua e instrumento de la piratería yanqui.

Dicha revolución dio principio en Managua, el 28 de julio de 1912 y terminó el 4 de octubre del mismo año con la muerte de nuestro héroe máximo General Benjamín Zeledón, quien con un puñado de patriotas lanzó al mundo, al rugir del cañón y bajo la lluvia de metrallas, su energíca protesta por la intromisión del Gobierno yanqui en nuestros asuntos internos.

BENJAMIN ZELEDON, gran patriota, soldado valiente, su heroico sacrificio en aras de nuestra soberanía nacional no será olvidado. Su recuerdo vive en el corazón de todo buen hijo de Nicaragua.
Era yo en aquel entonces muy joven y estaba encargado de las haciendas de mi padre. El amor a mi patria, ayer como hoy, latía en mi corazón y seguí con el anhelo el desarrollo de los acontecimientos.
Niquinohomo, mi pueblo natal, está situado en las colinas del cerro Pacaya, a dos leguas de Masaya, hallándose esta ciudad en los bajos del cerro de Pacaya, en una preciosa y extensa llanura que desde mi pueblo ofrece a la vista un bellísimo paisaje.

En esa ciudad de Masaya, llamada por 
Rubén Darío Ciudad de las Flores, se encuentra la fortaleza de La Barranca, donde estaban atrincheradas las fuerzas del General Benjamín Zeledón contra los invasores norteamericanos y los vende-patria nicaragüenses, encabezados por los esbirros Emiliano Chamorro y Adolfo Díaz.

El 4 de octubre de madrugada, yendo yo camino de una de las haciendas de mi padre, escuché descargas de fusilería y ráfagas de ametralladoras en las hondonadas del cerro de Pacaya. Se oía después arreciar el formidable combate entablado entre dos mil marines norteamericanos, unidos a quince mil vende-patria nicaragüenses, contra quinientos hombres del General Zeledón, que se defendía heroicamente contra aquella oprobiosa avalancha humana. Los autonomistas nicaragüenses, con el prolongado sitio sufrido en aquella ciudad, tuvieron que comerse hasta sus cabalgaduras.

Nuestro corazón joven y patriota experimentaba desesperante inquietud, pero nada pudimos hacer en bien de la noble y grandiosa causa sostenida por el General Benjamín Zeledón; a las cinco de la tarde de ese mismo día, aquel apóstol de la libertad había muerto y en una carreta tirada por bueyes fue conducido su cadáver al pueblo de
Catarina, convecino del mío, en donde hasta por hoy, bajo una lápida lamosa y semidestruida por la intemperie del tiempo se encuentran los restos de nuestro máximo héroe y gran patriota General Benjamín Zeledón.

Mérida (Yucatán), México.
A 4 de octubre de 1929.
PATRIA Y LIBERTAD

A. C. SANDINO

   El valor de nuestra historia  merece ser  estudiado y comprendida para revalidar el valor de Nicaragua y sus hijos por ello, a partir de hoy hago el compromiso de investigar fueron de los cánones  ya establecidos por la historia y el aprovechamiento de los políticos, por que los héroes son  propiedad de  ningún partido político y merecen respeto sobre todas  las cosas.  Y así al igual que Zeledón podamos decir: “Queremos que el pueblo no se muera de hambre, que desparezcan los explotadores, los hombres que envilecen. Queremos que haya verdadero bienestar para todos los hombres, para los del montón, para los anónimos, a quienes la oligarquía llama despectivamente “carne de cañón”. Queremos que todo el mundo goce de libertad; que el artesano disfrute de su trabajo, que el labrador cultive sin peligros la tierra, y que la fraternidad por doquiera, como una bendición de Dios, dé sus benéficos resultados”.


…. La mejor forma de homenajear a un héroe es comprender a plenitud su gesta y no sólo diciendo viva una vez al año.

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